Anish Kapoor (India, 1954) es un artista que trabaja en su escultura dos materiales simultáneamente: el vacío como forma y la psiquis como fondo.
El “espacio” es para Kapoor un término mucho más amplio que la acepción que se encuentra en el diccionario; él extrapola las cualidades de la materia a lo intangible del vacío para desde ahí replantear la forma y la apariencia del mundo. Desde esa visión, sus materiales fetiches son aquellos que contienen esa dualidad perceptiva: espejos, globos, gotas, túneles, cápsulas, todo aquello que por definición —y esta puede ser refractaria, perceptual o ilusoria—contenga un interior y un exterior, protuberancia y orificio, contenido y continente. Es precisamente en esa frontera donde Kapoor inserta su obra escultórica, cuestionando a los sentidos si esos bordes de la realidad son reales o imaginarios.
Suyas son sentencias, en apariencia baladíes, como: “Un objeto está sólo parcialmente sobre el suelo.”, o esta otra “El vacío tiene muchas presencias.”, o también “Me gustaría hacer un cuerpo dentro de la piel.”, y esta que es todo un alegato “El miedo es una oscuridad, en la que el ojo no está seguro, hacia la que la mano se vuelve con la esperanza de tocar, y en la que sólo la imaginación tiene la posibilidad de escapar.”
El pensamiento filosófico poético de Anish Kapoor deja entrever los quince años de psicoanálisis que hizo, voluntariamente, como parte de su formación artística y en los que profundizó en las ideas de Freud, Melanie Klein y Homi Bhabha. Su percepción del mundo como “espacio vivo” equivaldría en Freud a lo que la fobia representa en la psiquis. Dice Kapoor: “La presencia del vacío como miedo tiende a la pérdida del sujeto, va del no objeto, en el cuerpo, en la cueva, en el útero, etc. Siempre me ha atraído el concepto de miedo, la sensación de vértigo, de caída, de ser arrastrado hacia el interior. Es ésta una concepción de lo sublime que invierte la idea de unión con la luz. Es una inversión, una especie de volverse del revés.”
Este descomunal artista de nuestro tiempo tiene repartida su obra en todos los rincones del mundo, es también el artista vivo con la exhibición más multitudinaria de la historia de Londres, 275.000 personas acudieron a ver su obra en 2009. El “Bean” (Cloud Gate) que se encuentra en la plaza AT&T en Chicago es una de sus esculturas más conocidas, o el gigantesco “Turbina Hall” que instaló en la Tate Gallery en Londres, así como el “Svayambh” (Bloque de cera roja) del Museo de Bellas Artes de Nantes o la majestuosa “Membrana roja” que se encuentra en las praderas de la Gibbs Farm (donde antes veíamos una pieza de Neil Dawson). La obra de Kapoor es inconmensurable y su inquietud y talento artístico incontenibles, uno de sus últimos trabajos de investigación se llama “Shadows” y en él explora las fronteras entre la luz y la sombra y su transformación a través del color, una propuesta que de seguir su curso cambiaría el concepto de escultura del nuevo siglo.
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