En 1995 el coreógrafo y bailarín Mats Ek (Suecia 1945), puso en escena una pieza que contribuyó sin lugar a dudas a trazar el camino para lo que hoy se conoce como video danza. Esa obra, «SMOKE», representada por los enormes Niklas Ek y Sylvie Guillem, y cuya banda sonora estaba cargo de Arvo Pärt y su hipnótica Für Alina, fue el resultado del enunciado sobre el arte que Mats Ek pretendía llevar al escenario y a la pantalla al mismo tiempo. Ek decía: «El movimiento es un lenguaje, no es ni estética ni decoración. Tampoco es una ilustración de la música, sino una expresión en sí.».
Contemporáneo a Pina Bausch (no es de extrañar cierto minimalismo escénico que evoca el Café Müller de Pina) Ek influyó sobre la manera de ver, representar y, lo más importante, filmar la danza. Sin plantearse aquellos absurdos cuestionamientos contemporáneos (propio de los cronistas más no de los creadores) sobre las fronteras que «separan» el cine del documental, la realidad de la ficción, Ek propuso una concepción específica para la pantalla en la cual el cine, o más precisamente su gramática, está estrechamente ligada a la armazón de la plástica coreográfica (danza) y a la dramaturgia de la obra (teatro). Como él subraya no se trata de ilustrar sino de expresar, con el cuerpo, con el arte, con la cámara.

  1. Sophia Mabel Cisneros Arias

    Hermoso, como estar atrapada en un sueño; dos virtuosos, pero también dos seres humanos que se relacionan desde imágenes, emociones, y trazos que indudablemente resignifican el movimiento paso a paso. Gracias por mostrárnoslo en tu blog Tito.

    Me gusta

    Responder

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: